lunes, 19 de diciembre de 2011

esto es lo que quiero

yo quiero muchas cosas, quiero hacer, quiero crear. a veces pienso que podría derribar mi miedo a los carros, a la velocidad y a la carretera e intentar aprender a manejar solo para disfrutar del paisaje de la sabana cuando uno se va de paseo. pero otras veces pienso que con mi bicicleta está bien, que ir a la ciclovía los domingos salva la patria y listo. es más, a veces pienso que sólo con mis pies tengo: salir, ir al parque, correr, respirar el olor de los pinos, dar una, dos, cinco vueltas, correr hasta el cansancio. salir, llegar al cerro, subir; sentir que las piernas se me van a quebrar, escucharme la respiración entrecortada, ascender; demorarme lo que me demoro y luego sentir que lo he logrado. sentir y saber que mis pies, por planos que sean, me llevan lejos y eso es suficiente.

quiero escribir, pero todos los días me lo repito y nada que empiezo. quiero escribir cuentos y poemas y que las palabras corran por el papel, que pueda terminar las historias, que sepa escribir finales y hablar en tercera persona; crearme un narrador que todo lo ve, todo lo sabe. quiero dibujar, quiero pintar, quiero hacer murales, quiero rayar los muros, mis paredes, la ventana que da a la calle. quiero conjugar las palabras con las imágenes y poder dibujar suavecito, con firmeza y alegría.

quiero leer: leer novelas, cuentos y poesía. quiero retomar los libros ignorados, leer los que tengo en lista de espera, leer el último que compré. leer los que no he terminado, los que dejé para después y me hago la loca. quiero leer mucho, perderme entre las historias y agradecer porque la literatura, como el arte, es lo que nos salva.

quiero retomar la guitarra, que me salga callo en los dedos de practicar. quiero tocar melodías y acompañarlas con canto. no sére la mejor pero puedo intentarlo. quiero dejar de aplazar mi intención de volver a tocar, de desempolvarla, de sacarla del estuche.

yo quiero muchas cosas para el otro año, porque en esto que queda del 2011 creo que no puedo pedir mucho. seguramente lo que reciba será por añadidura... no todo fue malo, ni mucho menos. pero esta carga emocional me tiene exhausta, aturdida, un poco enferma y quiero dejar eso, dejarlo todo. quiero desocuparme, empezar de ceros, volver a creer que las cosas sí son posibles. quiero bailar mucho, también, e ir a fiestas y quedarme hasta el final, quiero recorrer la ciudad, apropiarme de los espacios, ser dueña de alguno, de un pedacito de esta urbe. quiero más autonomía, menos intromisión... quiero más valehuevismo e instinto y menos pensadera. quiero pola, vino y tequila y algún trip que me debo a mí misma. quiero mirar el cielo siempre, tenderme en el pasto, recibir el sol, sonreír y sonreír que es todo lo que tengo y todo lo que hay. quiero ser un buen recuerdo alguna vez y encontrar canciones con mi nombre.

quiero besos también, muchos.. lindos, intensos, secos. pero yo no quiero hacer el amor, yo quiero sexo, desenfreno, desorden. // quiero un poco más de equilibrio en mi vida, menos indecisión, más estabilidad... las cuentas claras pero el chocolate no tan espeso. quiero conocer gente linda en el camino y reírme con historias de desconocidos y creer que nos conocemos de tooda la vida. quiero tener un parque cerca a mi casa, quiero convencerme a diario que no importa no encajar en el modelo desde que sea consecuente con lo que quiero y deseo. quiero hacer un manifiesto, instituir un movimiento artístico, hacer declaración de amor-íos y de pasiones. demostrarle a mis amigos que de verdá los quiero y que soy feliz a su lado. quiero dejar de cargar con la responsabilidad de ser el vaso comunicante en esta familia; aceptar que no todas las familias funcionan igual y que la nuestra funciona a su modo pero no soy yo la que debo responder.

quiero retomar mi diario juiciosamente y escribir cartas a destinatarios imaginarios o escribir cartas de una remitente ficcional. quiero hacer muchas cosas, pero, a veces, la abulia no me deja, la tristeza, la gran depresión. no sé bien qué espero, qué me detiene... como si algo grande viniera a cambiarme la vida sin entender que la única que puede cambiarme la vida soy yo misma.

prometo creer en mí y empezar el 2012 creyendo que no habrá un año tan maravilloso como éste y convirtiéndolo en tal.

jueves, 15 de diciembre de 2011

murámonos

murámonos-

murámonos aquí y ahora mismo, después de un último beso, de una última caricia.
murámonos sin anestesia, sin guarida.
murámonos sin palabras, sólo con miradas, con canciones, con ritmo.

desaparezcamos de una buena puta vez.
no era este el momento, no era esta la vida.

apaguemos el fuego, consumámonos, seamos ceniza.
---y el aire levantará los residuos y dejará una mancha negra en el suelo.

murámonos en las vocales,
en el océano,
en los colores,
en el olor a cigarrillo.
murámonos y que llueva el rocío,
que nazcan flores,
que alguien pise este piso.

murámonos esta noche que mañana nos espera el abismo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

days

hay en días en que me levanto y quiero morirme. quiero volar, quiero esfumarme. quiero no ser.
hay días en que me da igual si llueve o no, si es miércoles o martes porque todos los días se visten igual.
hay días en que quisiera que el sueño me durara 10 horas más después de haber abierto los ojos.
hay días en que me gustaría saber manejar para coger el carro e ir a 100km por hora por una carretera desolada para luego estrellarme contra un árbol y ver qué pasa.
hay días en que me gustaría subir la montaña más alta y sentir el dolor en las piernas y resistir y hacerle y hacerle hasta llegar.
hay días en que quisiera que nadie supiera de mí, convertirme en rumor, en un vientico.
hay días en que no quisiera tener más lágrimas.
hay días en que me gustaría tener alucinaciones, ver unicornios y demonios con patas de caballo.
hay días en que quisiera jugar a la cocinita, recostarme en el jardín y encontrarle forma a las nubes, esperar a que las cerezas se caigan del árbol.
hay días en que quisiera tragarme todo el aire y ahogarme.
hay días en que quisiera reírme sin parar durante horas.
hay días en que quisiera leer libros enteros de una sentada: uno tras otro, otro tras uno.
hay días de días. hay también no-días.

este lunes no es.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

jueves, 27 de octubre de 2011

escribir para desaparecer, para que lo único que quede sean palabras.

¿qué dicen las palabras de mí?

las lágrimas son saladas y en esa sal hay un pedacito de mar.
pero el mar está lejos, lejos de esta ciudad central. acá no hay sal, hay grises: llueve.
llueve casi siempre y porque sí. hay tráfico de sombrillas. casi todas las sombrillas son negras.

las palabras que se escurren de cada lágrima. las que quedaron atoradas en la garganta. las que no supe decir. las que quise averiguar.

hay que escribir porque, a veces, es lo último que nos queda. verter en un recipiente las letras que dicen: d e s a m o r; o j o s n e g r o s; p a r q u e; b i b l i o t e c a; p a r í s. verterlas todas al tiempo y tapar el recipiente y rebullir. luego destaparlo y que salgan otras palabras: m o n t a ñ a; c a m a; l i b r o; c o l o r e s; c i e l o; m i a m o r; r i s a; a l a m b r e d e p ú a s; d i a r i o; r o b i n.
y jugar a escribir con todas las palabras. escribir en espiral, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, con la zurda, con la diestra. jugar a escribir y esperar respuestas; respuestas de las nubes, del celular, de las cartas, de su voz. esperar respuestas que se conjugen en el mismo tiempo en que he escrito para que las palabras puedan encontrarse, para que se choquen, se desparramen, se absorban, se revienten.

¿qué dicen las palabras de mí?

sonrisa
lunar
música
azul
esternocleidomastoideo
die Lautmalerei
oblivion
eu penso em voce
la risa de alejandra
dibujo
crayolas
corazón
capitán planeta
it's never been like that
antes que anochezca
estáslejosyalsur/allínosonlascuatro
a.l.
aire acondicionado
arequipe
gabrielito
los aviones
montmartre
centro
plaza francia
berlín
en fin...

escribir para soportar el dolor del cuerpo porque el del alma se puede soportar en silencio.

sábado, 17 de septiembre de 2011

15 días

coger un bus en la misma calle de siempre. bajarse al frente del mismo viejo edificio.
asombrarse por la cantidad de nuevos hoteles y porque los minutos en la calles cuestan sólo 200 pesos, incluso 150 ó 100.
buscar más monedas en los bolsillos para poder pagar el tiquete de transmilenio. esperar, igual que siempre, por el bus.
ver cómo hay nuevas obras, nuevas avenidas, nuevos puentes.
levantarse y ver las montañas.
dormirse y sentir el peso de las cobijas.
contarle a los amigos las mismas historias que con el tiempo se añejarán.
preguntar por la nueva música, los nuevos sitios de encuentro, el costo de la cerveza.
dejar de leer el periódico por internet.
revisar las revistas acumuladas en un rincón del cuarto.
pasearse por las librerías de siempre.
volver al parque y sentir la misma alegría.
tener algo qué hacer cada día, alguien con quién encontrarse.
comer arepas, fríjoles, sopas, pandebono.
tomar jugo de naranja, de curuba, de mora, de lulo.
escuchar las voces de la gente querida.
llamar al fijo de la casa.
sorprenderse por los supermercados express que hay en toda la ciudad.
reírse de los mismos chistes remendados.
sentir que la ciudad es grande, tan grande que no se alcanza a abarcar.
pero aún así, sentirse en casa.

eso es volver. :)

"porque volver es como irse pero con más abrazos"

domingo, 3 de julio de 2011

los domingos

los domingos son unos días rarísi mos. yo no podría decir si me gustan del todo o si los odio del todo. sí, es cierto, he tenido domingos duros acá. acá y en cualquier otro lado. pero he tenido otros que salvan la patria.

los domingos son días rarísimos porque uno no entiende bien si fueron creados para descansar sin pensar en nada más o si fueron creados para que sintamos que el fin del mundo está cerca.

cuando era pequeña, los domingos, casi siempre, eran días felices porque veía a mi papá. cuando era pequeña quería a mi papá sin prejuicios ni motivos. sólo porque era mi papá y ya. y los domingos nos veíamos y muchas veces almorzábamos en la casa de los abuelos y venían mi prima y mi hermana y jugábamos al tiburón. casi siempre era mi hermano, por ser hombre y el menor.
otras veces salíamos a algún centro comercial y comíamos helado y vitriníabamos. llegábamos a las casa entre 6 y 7pm y todo era una nota.

los domingos de mi infancia están llenos de recuerdos felices: de juegos y visitas y programas de televisión y salidas al parque o a la ciclovía. luego crecí.

los domingos siguientes a los de la infancia, es decir la preadolescencia y posterior adolescencia, estuviero llenos de mucha amistad y cariño. el domingo todas, casi todas, íbamos a jugar volibol en el club. a veces entrábamos a misa todas, ese era el plan. lo divertido era que nos sabíamos las canciones que cantaba el señor de la misa y todas las veíamos con otros ojos, las cantábamos con un doble sentido. así, una letra que decía: "le hablaré sin miedo al oído, le diré las cosas que hay en mí y que solo a él, le interesarán, él es más que un mito para mí" tenía su respectiva interpretación amorosa y entonces todas cantábamos con esa malicia, esperando que de verdad hubiera ese a quien contarle esas cosas.
en esos domingos comenzó la costumbre de ir a visitar a los abuelos. ellos antes vivían al norte, cerca de nosotros. pero por alguna razón que no recuerdo se decidieron volver al sur y como el sábado nos quedaba muy complicado hacer el viaje hasta el sur, empezamos a ir los domingos.
en plena adolescencia no había plan más jarto (en mi caso) que ir a la casa de los abuelos y ver el noticiero del mediodía y tomar onces después del almuerzo y asarse en el carro mientras llegábamos. no obstante, ese tipo de domingos fue el que después aprendí a querer y que a veces añoro.
no obstante, muchas veces, después de visitar a los abuelos mi hermano y yo nos íbamos a usaquén a escuchar cuenteros, a comer mazorca, a caminar por las calles del barrio. a veces mi papá se pegaba al plan y la pasábamos muy bien. porque claro, los domingos todavía eran los días de la visita de mi padre, solo que fueron perdiendo esa constancia y ahora cualquier día puede está bien para encontrarnos.

durante los últimos 2 años del colegio y más adelante durante la universidad, los domingos también fueron los días de pasar el guayabo, de dormir por la tarde donde los abuelos, o en el carro o en la casa. donde fuera. fueron también los días de terminar de hacer las tareas (lo que siempre nos reprochó mi papá). pero casi siempre estuvieron bien, poco drama.

la cosa se complicó cuando entré a la universidad. ahh, los domingos: para pasar el guayabo, para jugar volibol, para verme con mis amigas, para visitar a los abuelos, para asarme en el carro, para dormir por la tarde, para terminar de leer los libros, para empezar el ensayo, para organizar el horario de la semana, para ver las películas del domingo, para hacer trabajos con los compañeros (los pocos que me tocó hacer en compañia), para verme con mi papá solo un rato, para hacer el desayuno, para leer el periódico, para sacar a robin, para ir a san javier, o volver.
estaban tan llenos de cosas y a la vez no eran nada. entonces se vino la tristeza del domingo, esa sensación horrible de que el mundo debería acabarse un domingo y hacernos la gracia de que no vuelva a haber otro igual. ser conscientes de que una semana nueva empieza, de que llega el lunes con los mismos afanes de hace 8 días. darse cuenta que se acabó el fin de semana y no se hizo nada de lo que se había planeado. pobre séptimo día, tan mal diseñado.

bueno, a pesar de tanta presión que cae sobre este día, hay domingos que salvan la patria. hay domingos felices, como hoy cuando vamos todos al asado y corren los niños por el parque y juegan juntos y se pelean entre sí pero vuelven a buscarse para jugar. cuando las mamás comen juntas y se ríen. cuando los papás se ponen a jugar frisbee o fútbol. cuando yo me siento bien de estar pasando un domingo de verano alemán con esta "mi" familia.

sí, hay domingos felices como hoy. sí. las cosas pueden ir bien. (los domingos)

sábado, 4 de junio de 2011

valer la pena

"Pero ahora tengo veinticuatro años y la cosa, además de insoportable, es ridícula." AM.

quería escribir antes pero no sabía a ciencia cierta de qué. no sabía bien qué decir... tal vez transcribir algunos apuntes, pero no. no estaba segura. hoy me siento y decido terminar esta entrada que había dejado en remojo... tampoco es que sea muy trascendente lo que tengo que decir, lo que quiero decir....

una vuelta al sol completa le he vuelto a dar. una vuelta entera. y fue un día bonito porque amaneció lloviendo y además era miércoles. y me lavé el pelo. cada cosa por separado hace de mi día algo lindo, pero las tres al tiempo solo podían significar que sería el mejor de los días.

ahora, no sé si fue el mejor, pero sé que fue bonito. que estuve y no estuve, que comí mucho ponqué y que brindé. que estuve muy feliz de haber cumplido otro año. porque celebré que no me morí antes, que ya tengo 24. que estoy lejos pero contenta. que lo he logrado, sí. porque viéndolo en perspectiva sí he hecho mucho.

recuerdo que alguna vez le dije a mi hermano, mientras veíamos el noticiero y destacaban a un joven jugador de algún deporte porque estaba haciendo cosas muy significativas en su rama y no pasaba de los 20 (para esa época yo también tenía menos de 20), que me sentía un poco mal al ver tanta gente triunfando y tan joven, que eso me daba por pensar que yo no había hecho mucho. y él me dijo, entonces, con su tono ceremonial cuando quiere hacer alguna aseveración que a mí me deja mal parada porque me hace sentir muy pequeña e inmadura, que yo había hecho mucho, muchísimo hasta donde iba. que no me podía comparar pero que todo lo que había logrado hasta ese entonces significaba mucho.

de cumpleaños recibí varios regalos sencillos: cartas que atravesaron el océano, un tarjeta con un avión de papel que hizo maxi y otra tarjeta firmada por la flia. que también hizo maxi; chocolates por parte de los abuelos y como tres felicitaciones de santi; dulzura de parte de gabriel; algunos correos que me llegaron al alma; una historia ilustrada; la llamada de mi mamá y mi hmno; la de mis abuelos y la de marthica; una celebración sorpresa con merengue, rancheras y bachata de fondo; un ponqué delicioso de cerezas negras; una cartelera que dejé en la casa de fernanda; una canción; una tarjeta que me invita a despreocuparme porque "sólo es un año más.... o menos" y así, muchos buenos deseos. entre dichos regalos recibí el correo de mi papá que, como siempre, se enorgullece de verme donde estoy y que me dice que cada día tengo una hoja de vida más interesante...

eso me llevó a pensar sobre lo que he hecho y lo que no, lo que he alcanzado. quién soy ahora, quién creía que iba a ser cuando tenía 20 y quién quiero ser dentro de 20. me hizo darme cuenta -y entonces vuelven las palabras de mi hermano- que en realidad sí he hecho mucho y todavía queda mucho por hacer. y aunque a veces crea que esto no tiene mucha importancia, que podría ser mejor, que los errores siempre están ahí recordándome que los cometí... aunque a veces me da mucho palo y piense que las cosas no las merezco. aunque a veces sea pesimista... lo he logrado.

y ya no puedo decir que no quiero crecer más. porque lo he estado haciendo desde siempre y por fortuna, ¡válgame dios! tengo que decir y me lo repito que hay que ¡tomar la vida como un acto inaplazable! y vivir aquí y ahora, por mucho que nos cueste, por mucho que nos duela, por mucho que la embarremos y lo mucho que no queramos seguir.

tomar la vida inaplazablemente, como un acto político y social, para comprometerse con un entorno, con un círculo, con una realidad. tomar la vida desde el mismo momento en que nos damos cuenta dónde estamos y con quién. tomar la vida, asumir el tránsito, el tiempo.

tomar la vida y darse cuenta que todo, absolutamente todo, ha valido la pena.

martes, 17 de mayo de 2011

todo es muy simple

todo es muy simple
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.
- idea vilariño -

lunes, 2 de mayo de 2011

lo que quiero hoy

hoy, de verdad verdad, lo único que quiero es una presencia real, alguien cercano, alguien con quien sentarme en un banco y ver la gente. y quiero que dicha presencia real me dé unas palmaditas en la espalda y me diga "tranquila, todo va a estar bien. tú puedes, tú lo vas a lograr. cualquier cosa que necesites, yo te ayudo". eso quiero.

quiero que esas palmaditas en la espalda se conviertan en un incentivo, en un vientico refrescante, en un aliento que me haga ver que de verdad las cosas no son tan difíciles como parecen y que, de todas formas, aunque no exista tal presencia, yo sí puedo y espero lograrlo.

desde hace tres meses he estado evitando las responsabilidades reales porque en el fondo tengo miedo y quisiera que alguien me mostrara el camino o me dijera "ve por aquí que es más seguro". porque a veces me da por pensar que yo sola no puedo y que esto me va a quedar grande. por eso tengo miedo y por eso quisiera esas palmaditas y esa presencia y ese banco. no obstante, como sé que nada de eso puede evitarme tomar decisiones y enfrentarme a lo que me espera, terminaré de escribir esta entrada y después de recostarme unos minutos en mi cama, volveré a la pantalla y comenzaré a organizar los asuntos que me asustan y que ahora me urguen y que no puedo evitar.

al menos tengo que decir que lo intenté. no me puedo quedar a mitad del camino, porque el camino vaya que si es largo como para desistir sin haber empezado.

miércoles, 27 de abril de 2011

de colores


aunque hoy es un día nublado y ha lloviznado durante la mañana y hace frío de 10°c, debo decir que de lejos la primavera es maravillosa. es maravillosa porque es el renacer, el inicio de la vida, el nuevo comienzo. cuando todo vuelve a empezar.

la primavera empezó en marzo y desde ese momento yo no hago otra cosa más si no sonreír. ¿cómo podría uno estar triste cuando el cielo está azul azul y los aviones lo surcan? ¿o cuando uno sale a la calle e inmediatamente todo huele a miel y a flores y a dulce? ¿cómo entristecerse si la gente se acuesta en los parques a leer, a tomar cerveza o a dormir? ¿cómo deprimirse si los pajaritos cantan y las lagartijas cruzan los jardínes y los tulipanes florecen?

claro, para estar triste siempre se pueden buscar otros motivos aun estando en el paraíso. pero independientemente de las razones que he tenido para estar triste y sentirme ajena y extraña, la primavera salva la patria siempre -o bueno, casi siempre, porque en días como hoy pienso en la ciudad de páramo de un país en el trópico y me olvido que vivo en las estaciones-. la salva porque en el ambiente se respira otro aire, porque la gente se viste de colores, porque se ve la piel, porque la levedad del ser queda al descubierto.

por eso, quisiera vivir siempre en la primavera, porque el calor todavía me lo aguanto y el frío que vuelve de vez en cuando (como hoy) ya lo he soportado antes. porque hace seis meses creíamos que la primavera no iba a llegar... si se veía tan lejana, tan esquiva. pero cuán equivocados estábamos y menos mal, porque a fin de cuentas, todo llega. todo llega.

domingo, 27 de marzo de 2011

los otros

vivir en casa de otros no es tan fácil. se demora uno en entender que también es su espacio y que de ahora en adelante la puede llamar "casa".

creo que me demoré tres meses en aceptarlo. en dejar de sentirme una extraña, una huésped para pasar a ser un miembro más. no es fácil y tampoco es del todo cierto. durante los fines de semana apenas cruzamos palabra. y a veces yo quisiera esconderme, hacerme chiquita, casi invisible... como hoy.

hoy tengo todas las luces apagadas y no he dejado rastro de vida. hoy ni siquiera he pronunciado una palabra. he estado aislada, completamente. dí una vuelta por un barrio bonito que no conocía, casi me quedo dormida en el metro y me dolía un gemelo. esa fue toda mi actividad de hoy. volví a la casa, preparé café (que me quedó muy rico) y lo tomé con dos rebanadas de pan con mantequilla y miel. desde entonces he estado en mi cuarto haciendo tareas, sacando las hormigas que se sintieron atraídas por mi pequeña alacena, escuchando música, leyendo noticias y ahora esperando a un amigo al que quedé de ayudar por skype.

hoy no he pronunciado palabra y ahora que ellos llegaron yo dejo las luces apagadas y me escondo. mi cuarto es mío porque lo he vuelto mío. es mi refugio, mi casa, mi territorio.

que domingo más domingo y qué soledad.

jueves, 3 de marzo de 2011

todo lo que he logrado


hasta hace muy poco no me creía capaz de muchas cosas: no creía que pudiera iniciar conversaciones espontáneas en lugares poco comunes, no pensaba que pudiera decir 'muchas gracias' o que sonreír no me constara tanto. no pensé nunca que decir 'te quiero', 'me haces falta' o 'te mando mis cariños' no me sonaran forzados o fingidos.

yo no pensaba que la escritura me fluyera tanto o que mi capacidad de concentración para leer por internet fuera a desarrollarse algún día como para lograr leerme todo un reportaje de semana completo. tampoco creí ser capaz de ajuiciarme con el diario, de empezar a organizar de alguna forma mi vida con postits de colores o que tuviera tanto interés por volver a los poemas de mi infancia.

muchas cosas las he logrado desde que estoy acá lejos, sola, con nieve, con cielos surcados. otras cosas había empezado a practicarlas, a desarrollarlas, a adquirirlas antes de viajar. sea como sea, tengo que reconocer que me sorprendo a mí misma cada vez que me doy cuenta no solo de que soy capaz sino de todo lo que me queda por demostrar de que soy capaz.

mi papá siempre nos dijo a mi hermano y a mí que uno no tenía porqué demostrarle nada a nadie, "que si los demás se ponen a tomar y se quieren emborrachar, uno no tiene porqué coger la botella y acabársela para demostrar que puede aguantar más que los otros o que toma más rápido". ese siempre fue uno de sus ejemplos preferidos. ahora, que ya no somos adolescentes y eso de tomar rápido y todo lo que le ofrezcan se ha quedado en una etapa, supongo que mi papá buscará algún otro ejemplo para seguir diciéndonos que no, que uno no tiene porque demostrarle nada a nadie (tal vez se le ha olvidado decir que lo que sí hay que demostrar es el cariño, el afecto), que uno no tiene porqué jugar a ser el más valiente o el más fuerte o el que más aguanta.

y bueno, yo creo que una de las formas sanas y productivas y valiosas de demostrar algo es cuando uno lo hace consigo mismo. por eso, en este momento del año y de mi vida, de verdad, me siento muy contenta de poder demostrarme cada día de que soy capaz, de que he sobrevivido, de que no he tenido ganas de morirme de verdad. en otras palabras, me siento orgullosa de mí misma.

me siento orgullosa de mí cuando miro este cuarto pequeño y blanco que hace unos meses me aterrorizaba porque me acordaba de los cuartos de clínica a los que no quiero volver y porque me hacía sentir lejana, perdida. ahora lo miro y lo veo lleno de dibujos y de notas y de cartas y de afiches y de color. y me veo reflejada en él; después de mucho intentar, decidí no aplazar el asunto del dibujo y empezar de alguna forma, por eso ahora tengo varios dibujos pegados en mis paredes que si bien no son ninguna obra de arte, al menos me han servido para matar el tedio, la tristeza, la rutina, los gritos de los niños o el dolor de cabeza.

pero sobretodo, los dibujos me han servido, especialmente, para darme cuenta de las capacidades que tengo y de cómo debo yo tomar la iniciativa y explorarlas, desarrollarlas, trabajarlas. supongo que este arrebato de creatividad, estas ganas locas de escuchar canciones para pintarlas o de escribir eternamente, de llenar papeles con pensamientos, de garabatear nombres, de repetir una y otra vez el faro que no me quedó bien y de querer intentar hacer un molino y repetirlo cuantas veces sea necesario... supongo que este entusiasmo que de un momento a otro se desborda sobre mi escritorio tiene que ver con el hecho de que a fin de cuentas la soledad no es tan sola si decidimos aceptarla y serenarnos. si decidimos volver sobre las cosas que nos gustan y poner nuestro empeño por demostranos a nosotros mismos que sí podemos, que aunque el camino sea duro la cima todavía se puede ver y que, a fin de cuentas, no nos queda de otra... no podemos sentarnos sobre las piedras del sendero y ver cómo se nos pasa la vida mientras seguimos creyendo que no somos capaces de nada más.

viernes, 28 de enero de 2011

viernes, 21 de enero de 2011

mein erster versuch

heute habe ich bemerkt die grosse freude, die die 23 jahren darstellen. ich bin zufrieden, ich bin ruhig. nach 4 monaten unterwegs zuhause fühle ich mich wohl und sehr jung. ich bin nur 23 und habe schon interessanten erlebenisse gelebt. trotz meines letzten geburgstages und des schlechten gefühles und des sonnigen tages, jetzt freue ich mich weil ich durch eine tolle und uberraschende erfahrung erlebt habe.

ich glaube, gerade bin ich eine bessere person. nicht das beste, aber schon genug. ich habe viele gelernt und irgendwie habe ich selbst überrascht. vorher hatte ich nicht bemerkt, welche meine fähigkeit war. auch wenn viele personen mir gesagt hatten. ich hatte immer das glas halb-leer gesehen. in diesen moment sehe ich das glas leer und voll an der gleiche zeit. und ich habe entschied, dass ich kann und ich werde.

ich habe immer gedacht, dass das leben eine persönliche entscheidung ist. deshalb habe ich entschied, ein besonders leben zu haben: wunderbare 23. ständiges lacheln. gute erinnerung. beste freunden. viele liebe zu geben und immer lust zu schreiben und lesen.

ich schreibe meine geschichte. ich lese deine erzählung. und c'est la vie

domingo, 9 de enero de 2011

donde se debe

empezamos otro año.

me siento más serena, más tranquila. sí, tal vez igual de sola pero como con más ganas de afrontarlo y de que las ausencias no me duelan. con ganas de regocijarme en el cariño que los niños me brindan, en el calor que esta familia –aunque no sea mía- me ofrece.

hoy volví al bosque y como el oso, estoy contenta de verdad. ningún árbol tiene hojas, pero la nieve se ha ido y por lo menos se ve el camino y algunos matorrales. los perros corrían, también había jinetes montando sus caballos. faltaban las ardillas rojas.

empezamos otro año. no estamos juntos.

todavía respiro. y aguanto unos segundos debajo del agua. no sé volar pero puedo correr.

el alemán se me irá metiendo por las venas.

uno está dónde tiene que estar y con la gente que debe. nada pasa porque sí.