jueves, 19 de diciembre de 2013

yo vivo haciendo relaciones, vivo en red. todo para mí funciona en conexión: la ropa que me pongo está llena de recuerdos. con una camisa puedo acordarme del día exacto en que salí a bailar. la chaqueta roja fue la misma que tenía cuando fui a tomar pola un viernes. el pantalón que ya no me queda fue el que usé en una fiesta del colegio con unos zapatos blancos que me prestaron.

los olores me llevan a sitios precisos o a momentos. puedo recordar el aroma de un perfume que alguien usaba en yellowstone. hay un olor de un splash que me recuerda los días en la habana. una crema me lleva al tiempo en que salí con aquel chico.

eso es rememorar... y digamos que casi todos estamos condicionados por ese hecho. pero mi forma de relacionarme va más allá de eso. cuando estaba en el colegio siempre estaba buscando la relación entre mis amigas y yo, entre los demás compañeros y yo, entre los del grado siguiente y yo: si éramos tres, yo miraba cuántas estábamos de sudadera y cuántas de uniforme o quién se había traído el pelo recogido y quién se lo había dejado suelto. miraba quién se comía el postre y quién no pedía arroz. a veces me fijaba en el tipo de medias o lo que llevábamos de lonchera o si éramos más los que teníamos los tennis blancos o los que los tenían con colores.

en la casa hacía lo mismo: si yo tenía algo rojo miraba si mi mamá o mi hermano tenían algo rojo también. estaba pendiente en ver si todos pedíamos limonada al almuerzo o uno pedía jugo de mora. cuando íbamos en el carro, jugaba con las placas de los otros carros. me gustaba buscar placas que tuvieran la letra b (porque los carros que habíamos tenido hasta entonces eran BBG 486 y BIL 168) y ver si eran de bogotá o no. si lo eran, esos carros me gustaban. sentía que las cosas tenían sentido.

siempre vivo pensando en relación con... si alguien habla de una canción que justo había esuchado esa mañana; si alguien dice que le gusta oler los libros recién comprados, como a mí; o si  alguien me habla de la película del libro del que un día antes otro alguien me había hablado. me fijo en quienes tienen lunares en la cara, como yo: o miro cuántos con gafas somos en una reunión. me gusta contar cuántos tienen botas o cuántos tienen barba o cuántas usan falda arriba de la rodilla.

me la paso haciendo relaciones, contando, diferenciando. jugando a ver cuántos equipos se podrían formar entre los presentes según un mismo rasgo. pero también juego con las canciones y los lugares y las calles. como cuando cruzo un puente y me acuerdo de un sábado cuando esperé un bus justo en ese mismo puente y tenía muchas incógnitas en ese momento.

o como cuando ando por la ciclovía y paso por ése edificio y recuerdo todas las veces que pasé por el frente intentando verlo. o como cuando escucho una canción de rock colombiano y me veo con mis amigas bailando en la cancha de volibol. a veces me acuerdo del olor de esa crema y me veo sentada en su carro, andando por la ciudad. otras veces recuerdo el sabor del yogur de cerezas negras y recuerdo el olor de mi cuarto de hospital (que no estaba en un hospital).

el cielo azul de enero me recordó otros cielos surcados y el sol de las 4 de la tarde me llevó a los atardeceres de las 8 de la noche.

vivimos en red... las conexiones están más cerca de lo que podemos imaginar y en el cruce de caminos entre un aroma o una canción, nos queda lo que nos constituye. el recuerdo que empezará a evaporarse, la sensación que ya se irá. por ahora, intento conservar en vasos de vidrio lo que más pueda para un día saber soltar.

lunes, 21 de octubre de 2013

La escuela de Clodomiro*


Últimamente tengo una debilidad por los acentos, por el tono de voz, por las expresiones que la gente emplea cuando cuenta algo, cuando se dirige a otra persona. Clodomiro Otero tiene un acento marcado y que a primera instancia no se reconoce de dónde viene. Ni a primera ni a segunda, solo se sabe que no es del interior. Clodomiro viene de Arauca y fue seleccionado como tutor del departamento en el concurso de méritos que abrió el Ministerio de Educación para formar a 3000 tutores en toda Colombia.

A él le correspondió el Centro Educativo Indígena –CEIN- El Vigía de la comunidad del resguardo indígena del mismo nombre, del pueblo indígena Makaguan. Y su misión consistía en implementar el programa Todos a Aprender (PTA) en el CEIN del municipio de Arauquita; sin embargo, su llegada no fue fácil ya que la comunidad indígena no aceptaba a nadie que no fuera de su misma etnia.

El Vigía ha sufrido por años el abandono del Estado, la violencia de diferentes actores que encuentran esta región como sitio estratégico para sus actividades delictivas, ya que limita con Venezuela y está a la orilla del Río Arauca, un territorio de paso y hegemonía para los alzados en armas. Entonces, cuando Clodomiro llegó, la comunidad fue escéptica ante la presentación de su propuesta, tanto profesores como directivos y líderes de la comunidad se llenaron de dudas debido a otros programas que, en el pasado, les habían prometido cambios y buenos propósitos que se convirtieron en engaños y en pérdida de tiempo y desconfianza.

Pero Clodomiro, que se ríe espontáneamente y se muestra afable y optimista, decidió que iba a entrar a la comunidad e iba a contagiar a los demás docentes del entusiasmo que él traía para dar a conocer el programa del Ministerio. Su formadora, Liliana Osorio, lo asesoró para que primero se contactara con algunos docentes indígenas, les hablara sobre el programa PTA y que conocieran los beneficios en la transformación de la calidad educativa. Así, con la ayuda del supervisor de educación del municipio de Arauquita, el padre Luis Fernando Millán, consiguió una cita con el director Álvaro Leal Toloza. Ahí fue donde todo comenzó.


Lo primero que hizo Clodomiro fue hacer un diagnóstico de la institución y lo que encontró fue un deterioro total en todos los niveles: la infraestructura era precaria; los niños sufrían de desnutrición y la gran mayoría andaba descalza; los profesores estaban desmotivados; los papás no estaban interesados en el proceso de aprendizaje de los hijos y, adicionalmente, el cabildo indígena no cree en programas institucionales ni en nadie que venga de fuera.


No obstante, con su risa simpática, Clodomiro dice que él vio mucha necesidad y su deseo de ayudar se acrecentó, por eso, con paciencia, persuasión y mucho diálogo logró acercarse a la comunidad en una Asamblea comunitaria indígena, después de una votación de confianza e intercambio de opiniones. Al tutor lo favoreció que aunque no fuera de la zona, era de la región. Era la primera vez que una persona, sin ser indígena, lograba introducirse en la colectividad y asesorar una escuela de esta etnia.
Lo que vino después y lo que ha desarrollado desde febrero, si bien no se puede decir que ha sido lo más fácil, sí ha sido más llevadero, puesto que a partir del diagnóstico inicial, tanto Clodomiro como la formadora Liliana y el rector Álvaro han podido trazar varios objetivos, como el mejoramiento de las prácticas en el aula y los resultados de las Pruebas Saber.
Con el paso del tiempo, los niños se han acercado a Clodomiro y han participado en las actividades que se han propuesto como la realizada por la Secretaría de Educación del departamento, Arauca lee, cuyo objetivo era la presentación de los libros recibidos en el Plan Semilla por parte de cada establecimiento educativo. En El Vigía los niños realizaron una pequeña feria del libro en la que expusieron sus libros y a la que tanto padres como demás miembros de la comunidad asistieron.


Cuando Clodomiro habla de este evento sonríe más que de costumbre, está contento porque la biblioteca se ha ido organizando, porque los niños se interesan por los libros, porque los profesores incentivan a leer. Por otra parte, el CEIN ha realizado diferentes actividades en las que se promueve la lectura, como actos culturales e izadas de bandera en donde los niños participan, recitan, leen y dramatizan distintos pasajes de obras.

Otro punto que destaca el tutor es el avance que se ha logrado con las Pruebas Saber ya que antes ni los niños ni los profesores sabían cómo llenar el formato y por lo tanto, no podían terminarlas. Clodomiro dice que todo es un proceso, que los resultados no llegarán de la noche a la mañana y que por eso, hay que hacerle sin pausa pero sin prisa hasta alcanzar los objetivos.

Clodomiro hace énfasis en la necesidad de que el programa Todos a Aprender  se convierte en una política de Estado, porque él se preocupa al pensar qué va a pasar cuando el gobierno de Santos se acabe. Uno de los proyectos que están en curso es el de diseñar el currículo del CEIN de acuerdo a sus necesidades, ya que el currículo tradicional no satisface sus intereses. Para esto, la comunidad debe reunirse y entre todos trabajar por la elaboración del Proyecto Educativo Comunitario –PEC-, que deja ver la importancia de la educación diferenciada en Colombia. Es por esto que Clodomiro está comprometido con el resguardo y la institución educativa, porque ya no solo piensa en cómo mejorar la calidad educativa de niños y niñas del pueblo Makaguan sino también cómo toda la comunidad se beneficia si hay un proyecto educativo claro, pertinente, consciente y reflexivo.



Con su acento difícil de localizar y su sonrisa expresiva, Clodomiro dice que está preparado para continuar trabajando el otro año en el programa. Si por él fuera, se quedaría su buen tiempo en El Vigía, una comunidad que le abrió las puertas y a él le quedó gustando. Dice que el apoyo que le han brindado le ha dado a él motivos suficientes para seguir adelante con su propósito de contribuir a la educación en Colombia, para enfrentar los retos que se trazan en una región tan apartada como esta. Retos que lo comprometen a él, con toda la fuerza de su ser.

* Texto escrito para el lanzamiento de la estrategia web del programa Todos a Aprender del Ministerio de Educación, oct. 2013.

domingo, 20 de octubre de 2013

los comienzos diarios

alguna vez quise amar a algo lejano,
caminar por la arena y mirar las montañas escarpadas, 
perderme entre verdes y volver.

                     - - -

hubo una vez que cerré los ojos para no abrirlos más 
y no busqué. me sumergí en el agua, 
contuve la respiración y me paralicé. 

las luces me molestaron en los ojos, 
el corredor estrecho, las escaleras de subida. 
sentí el aliento de alguien más rozarme las mejillas,
reí.

justo cuando iba a resbalar, me sujetaron.
volví a caminar, empecé a correr...
los recuerdos velados me persiguieron y me alcanzaron.

desde entonces, el tiempo se nos ha ido entre caminos:
otros cielos, las trochas, el silencio.
el tiempo juega con nosotros y vamos perdiendo.

intentamos correr y escondernos, vamos al trote; 
pero la vida tiene otros panoramas y nosotros estamos al vaivén.
el don de fluir, ser agua, dejarse ir.

pronto amaré algo lejano, volveré a vivir en la distancia, 
procuraré coincidir y no perder la cabeza.
mantendré el control aunque el futuro me lleve ventaja.

bailo en una pista grande, voy al compás, 
no me piso el vestido, sigo la cadencia. 
si cierro los ojos suavemente, lo veo.
solo puedo sonreír.

lunes, 1 de abril de 2013

formas de sentirse enferma

yo voy a decirte varias cosas...

una es que el mar nos espera, todavía. 
viene y va, va y viene y sigue ahí, esperándonos. 
hasta el día en que nos adentremos en sus aguas, hasta que sintamos la sal...

otra es que las montañas son tan verdes que a veces las confundo. 
verde que fuera el cielo, verde que fuera el pelo, verde que fuera el corazón.

la tercera es decirte que las calles murmuran cosas que yo no puedo entender.
he perdido la costumbre de escucharlas, porque antes tenía amigos que iban conmigo.
ahora estoy sola y las paredes se crecen a mi paso y me atemorizan.
lo único que quiero es salir corriendo, escabullirme, esconderme, gritar.

quiero decirte que los escalofríos me recorren desde la punta de los pies hasta la coronilla.
los escalofríos me enfrían los dedos pero yo escribo rápido para calentarme.
quiero que el sol me abrigue, como abrigan en el norte el agua para el aguadepanela.

esta fiebre me está consumiendo, será por eso que te veo en destellos, 
que en la comisura de los labios se me quedan las vocales.
quizás por eso sueño con los ojos abiertos con canciones que bailan en mi cabeza.
los demonios de disney jamás fueron tan reales, al aprendiz se le escaparon las escobas.

saldré a la calle. no tengo nada que perder.
tú no estás y las paredes no me pueden coger.

martes, 12 de febrero de 2013

die dunkelheit

cuando las luces se apagan quedan dos bocas bailando en la oscuridad.
y quedan recuerdos oscuros. quedan imágenes borrosas, porque la vida se vive sin gafas.
quedan manos que jugaron a encontrarse, que jugaron a esconderse, que no se dejaron sacar.


las hojas en blanco se acumulan en el libro de las historias.
hay historias que es mejor pintar. el registro visual es más fuerte que las palabras.


las palabras son como burbujas de jabón. no tienen fuerza, son transparentes.
esas palabras se pierden en momentos, se elevan y se confunden con los árboles.
no pueden agarrarse del pasto ni de los postes ni alcanzar la banca del parque.


los recuerdos conducen a la oscuridad, al frío mañanero, al alba.

we don't need the city streets.
we don't need this empty spaces.
we don't need words.


no hay cuerpos, solo bocas. no hay voces ni miradas.
apenas dos bocas.


viernes, 25 de enero de 2013

fin de semana

es viernes, ya casi mediodía. hace frío y parecen las 8 de la mañana apenas.
ha sido una semana triste y supongo que así deben acabarse estas semanas, con nubes, con viento.

tengo ganas de hacer una pataleta pequeña, de volver a llorar y repasar lo que ya he llorado.

tristeza y tedio es lo que genera semanas como estas. porque uno no entiende la muerte, ni la ausencia, ni la cama vacía por la noche ni el clóset con ropa que no volverá a ser usada.

porque uno no entiende que el jueves íbamos a intentar cocinar algo y el viernes iríamos a bailar y luego a dormir juntos. pero ahora nos limitamos a hablar a las 7 de la noche. 


porque uno no entiende cómo se escriben cosas tan lindas pero tan inútiles. porque las ganas se quedaron atoradas y recordar esos momentos, es recordar que perdimos. es sentir el fracaso.

porque uno no entiende cómo tantos afectos están tan lejos y no pueden venir a celebrar el cumpleaños y no pueden venir a cine el sábado y a almorzar el jueves.

porque uno no entiende por qué se llora a las 11:48 de la mañana como si la vida no fuera interesante y llena de sorpresas gratas y de caminos con sol y vacas al otro lado de la alambrada.

porque hay muchas cosas que no se entienden y se quedarán así. sin respuesta. sin sabor. en viernes.