miércoles, 27 de abril de 2011

de colores


aunque hoy es un día nublado y ha lloviznado durante la mañana y hace frío de 10°c, debo decir que de lejos la primavera es maravillosa. es maravillosa porque es el renacer, el inicio de la vida, el nuevo comienzo. cuando todo vuelve a empezar.

la primavera empezó en marzo y desde ese momento yo no hago otra cosa más si no sonreír. ¿cómo podría uno estar triste cuando el cielo está azul azul y los aviones lo surcan? ¿o cuando uno sale a la calle e inmediatamente todo huele a miel y a flores y a dulce? ¿cómo entristecerse si la gente se acuesta en los parques a leer, a tomar cerveza o a dormir? ¿cómo deprimirse si los pajaritos cantan y las lagartijas cruzan los jardínes y los tulipanes florecen?

claro, para estar triste siempre se pueden buscar otros motivos aun estando en el paraíso. pero independientemente de las razones que he tenido para estar triste y sentirme ajena y extraña, la primavera salva la patria siempre -o bueno, casi siempre, porque en días como hoy pienso en la ciudad de páramo de un país en el trópico y me olvido que vivo en las estaciones-. la salva porque en el ambiente se respira otro aire, porque la gente se viste de colores, porque se ve la piel, porque la levedad del ser queda al descubierto.

por eso, quisiera vivir siempre en la primavera, porque el calor todavía me lo aguanto y el frío que vuelve de vez en cuando (como hoy) ya lo he soportado antes. porque hace seis meses creíamos que la primavera no iba a llegar... si se veía tan lejana, tan esquiva. pero cuán equivocados estábamos y menos mal, porque a fin de cuentas, todo llega. todo llega.