martes, 24 de enero de 2012

yo no sé qué es lo que siento; es verdad que cuando uno no puede nombrar las cosas, comienza a angustiarse.

si yo pudiera decir exactamente qué es lo que siento, como cuando digo "me duele la cabeza" o "me pica el dedo gordo del pie".

si yo pudiera describir una sensación, como cuando digo "el agua de hierbas está amarga" o cuando afirmo "el sol me quema la piel".

si yo pudiera explicar todo tan sencillo como decir "es que si aguanto mucho tiempo debajo del agua se me acaba el aire" o "en las plantas de los pies siento cosquillas".

si pudiera formular preguntas claras como "¿cuántos dientes tienes?" o "¿cuántas montañas hay de aquí al mar?"

es más, si encontrara respuestas más concretas y directas como "en este pedazo de cielo hay 34 nubes y dos nubarrones" o "esta hoja se ha movido 468 veces en una hora y media".

si me quedara tan fácil como eso, si no se me enredaran tanto las vocales y las onomatopeyas. si a veces no se me quedaran atascadas las pausas, los puntos finales, los paréntesis.

porque no es cuestión de palabras que, casi siempre, hay muchas, sino cuestión de saberlas combinar. si yo pudiera decir: "es que cuando te viento, sueño con hormigas que se suben en mis uñas y me acarician los párpados". si yo dijera eso y que tú me entendieras a la perfección, yo podría volar tranquila.

jueves, 12 de enero de 2012