lunes, 12 de junio de 2017

Iré sin miedo


Hoy llegué a la casa y prendí el televisor en busca de las noticias (porque este lunes lúgubre debía terminar con más dosis de panorama gris). Me quedé en Señal Colombia que anunciaba la serie Hombres, de la que tenía un recuerdo lejano cuando estaba al aire, hace 20 años.

Hace 20 años, yo tenía 10, había hecho la primera comunión el mismo día del cumpleaños y quizás, lo más chévere, fue la fiesta que mi mamá nos organizó. A mí, varios invitados me dieron doble regalo, uno por la primera comunión, otro por el cumpleaños. Recibí 3 balones de básquetbol de personas diferentes, porque para esa época se pensaba (yo pensaba también) que mi deporte era ese. Otra amiga de mi mamá me regaló cuatro libros de Torre de Papel amarilla de Norma, para niños de 11 años en adelante. Fue uno de mis regalos favoritos durante mucho tiempo ¡Cuatro libros! ¡Míos! ¡Para niños grandes!

Hace 20 años no me imaginaba ni en mis sueños más remotos o mis juegos infantiles tener 30 años. Si jugaba a la universitaria ya era un futuro muy lejano y desconocido.

Alejandra Borrero y Margarita Rosa de Francisco actuaban en Hombres, dirigida por Carlos Mayolo. Y justo, en el capítulo de hoy, Alejandra Borrero, Mafe en la serie, cumplía 30 años y no quería aceptarlo. Decía que 30 años se le habían pasado en 20 minutos, así que cumplir 50 se le iban a pasar en un abrir y cerrar de ojos, que ya estaba cerca a la menopausia, que iba a empezar a celebrar con velorios en los siguientes cumpleaños. Margarita Rosa, Antonia, tenía "apenas" 28 y Mafe le decía que aprovechara, que estaba joven. Las dos trabajaban juntas y se vestían como -supongo- se esperaba que una mujer a los 30 años se vistiera en una oficina: de sastre. ¡Qué aburrido!

Cumplí 30 hace 12 días y estaba en el mar. Fue mágico y poderoso. Me llené de energía, de vaivén, del sonido de las olas, de las huellas de los perritos que caminaron conmigo en esa mañana de jueves. Me llené de todas las historias y los años, de los recuerdos, de las fotos, de memoria.

Tengo 30 años y no me visto de sastre. Ni siquiera uso tacones, tampoco maquillaje. El maquillaje me queda grande, aunque quisiera aprender. No creo que vaya a pasar a la menopausia en 5 minutos y no creo que haya vivido esta vida en vano. Agradezco.

Las veces en que me siento triste o desubicada, pienso en la infinidad del universo y recuerdo que esto es apenas una ficción, "un puñado de mar una broma de dios un capricho del sol del jardín del cielo no damos pie entre tanto tic tac entre tanto big-ban solo un grano de sal en el mar del cielo". Recuerdo que todo pasa, que todos vamos yendo.

Ya pasé la edad de mis ídolos juveniles. Se siente raro haber cumplido 30 y decir que tengo esos años, pero todo está bien. Todo irá bien. Life is bigger. 

Todavía me quedan las ganas, todavía tengo ganas: de hacer, de ser, de sentir. Iré sin miedo.