jueves, 12 de julio de 2012

a mí, la boca me quedó doliendo cuando te volví a apretar, cuando el pulso se me fue y quise volverme arena para que el viento me regara donde mejor creyera. me fui yendo, me fui esparciendo como hollín; fui recorriendo las calles, las ventanas, las sillas de los parques. en algún momento me detuve en una estatua fea y rayada. me sentí cansada, con las ganas perdidas, sin aliento, sin memoria.
me quedé ahí, pasmada. sin movimiento, sin reflejos, sin interés. cerré los ojos y en el reverso escuché voces dulces como venidas de un estanque. cantaban pero yo no les entendía, estaba concentrada intentando ir a lo más oscuro, al fondo, donde no se ve. las voces cantaban en morado y verde, en amarillo y café. los colores me perseguían en el camino pero yo andaba más rápido. mis pies no tocaban el piso, teníamos afán. y el amarillo casi me alcanzaba, hacía el intento, gritaba con voz grave y yo no respondía. intentaba agarrarme pero yo lo esquivaba, huía sin sudar. y todo me olía a sonrisa, a consuelo.
el reverso es una vía ancha, profunda, con canela y vainilla. sin viento. sin mar.